viernes, 9 de enero de 2009

Un pacharán y tres hielos, por favor (2)

Dos semanas después despertó de su letargo. Buscó en su memoria mas cercana y observó que su último recuerdo pertenecía al último día lectivo, sin embargo el calendario no atestiguaba aquello. Si no le fallaban las cuentas había estado unas 2 semanas en algún sitio que no conseguía recordar. Todavía un tanto aturdido por su sopor, no conseguía entender nada de lo que presenciaba.
Al levantarse de la cama observó que bajo el somier había una caja de madera cerrada, al lado de esta, unas cuantas botellas de alcohol medio vacías. Le pasó por la cabeza que dentro de ese pequeño cubículo de leña podría estar la solución a su amnesia quincenal, la cogió con delicadeza y la destapó con desazón. Sus lágrimas empezaron a brotar incesantes, entre sollozos y moqueos ojeó fijamente centenares de fotos de su infancia. Le dolía recordar, le dolía entender que le quedaba poco tiempo, alargó la mano hacia una de las botellas medio llena y pegó un largo trago, se acurruco sobre sí mismo y siguió llorando…

4 comentarios:

josef dijo...

Hummm...No termina aquí, espero. me sigue gustando pero parece inconcluso...

María dijo...

Te leo me parece interesante lo que has escrito, y espero su continuación Maganto.

Te deseo una feliz tarde.

Un beso.

Gabiprog dijo...

El alcohol se puede compartir con buenos amigos... Pero los malos recuerdos suelen ser peores compañias.

Un abrazo y feliz año!

Peggy dijo...

El pacharn es cabezon ...para momentos existenciales prefiero el whisky ........