domingo, 21 de diciembre de 2008

... melancolía en copos de nieve.

Cuando mi vida “madura” me sobrepasa,
cuando los datos de exámenes se amontonan en mi cabeza,
cuando el trabajo me roba los momentos de diversión,
cuando la responsabilidad pesa más que mi insensatez.


Me doy cuenta que nací para ser un eterno niño,
y no para compromisos y cadenas.
Con la inocencia del eterno examinador infante,
observo cada detalle que se me muestra a la mano.


Me doy cuenta que como dijo el sabio:
“no dejamos de jugar por hacernos mayores,
nos hacemos mayores por dejar de jugar"



Hacía más de 2 años que no veía nieve, siempre amaré la sensación de frío en las manos.

2 comentarios:

María dijo...

A veces nos invade la melancolía, sobre todo, ahora cuando llegan estas fechas, las navidades, todas las familias se reúnen y a pesar de ser momentos de alegría, se echa en falta a los que ya no están con nosotros.

Gracias por tus palabras dejadas en mi blog, espero que vuelvas siempre que lo desées, te dejo enlazado en mi blog para no perder el tuyo de vista, quiero seguirle de cerca.

Un beso y felices días de navidad.

Gabiprog dijo...

Un extraño columpio entre la sensatez y la ilusión que no debiera perderse nunca.
La alegría de las cosas inútiles suele chocar contra las hipotecas de nuestro futuro.


Un abrazo!